Es importante profundizar sobre la vida de uno de los hombres más trascendentales de América Latina como lo fue Simón Bolívar. Por sus acciones e ideas, El Libertador ha recibido honores en varias partes del mundo a través de estatuas o monumentos, parques, plazas y otros; pero lo más significativo es que el ideario bolivariano ha renacido en los corazones de todos los venezolanos.
Este 24 de julio cuando se cumplen 228 años de su nacimiento en Caracas, sus palabras y acciones permanecen intactas en el imaginario del Pueblo venezolano. Después de más de 200 años de su nacimiento, continúa vigente su pensamiento y se convierte en pilar fundamental del proceso revolucionario comandado por el Presidente Hugo Chávez, quien ha sabido proyectar los deseos de unidad e independencia bolivarianos.
El lado humano del Héroe de América
Alexander Torres, invetigador del Centro Nacional de Historia afirma que “este 24 de julio es propicio para un acercamiento a Simón Bolívar haciendo énfasis en su rostro humano, ya que tuvo equívocos, aciertos, fobias y filias”.
Según Torres hubo cosas a las que Bolívar temió demasiado y a las amó con locura, “tal vez el amor a la Revolución, el amor a las mujeres, tal vez la fobia a la soledad, al anonimato, porque todo parece indicar que Bolívar era amante de lo fausto, de los grandes hechos". Asimismo, explicó que a Bolívar le gustaban mucho las celebraciones, le gustaba ser el centro de atención”.
También explicó Torres que Bolívar, cuando hablaba, parecía hablar para los siglos, para la posteridad, hablaba con una tonalidad de trascendencia, eso no es común. Según él hay hombres que escriben en la coyuntura, en la inmediatez, en la resolución de problemas inmediatos, en el día, día, pero hablar con sentencia, con visión histórica es una de las características más determinantes de Simón Bolívar.
Carácter de Bolívar
Santiago Ayala en su libro Bolívar resalta que "una de las cosas más importantes de la figura de El Libertador es que fue un hombre que no se conformó con la realidad que vivía, sino que la trascendió mucho más allá, puso toda su fortuna y transformó su interés personal en un interés colectivo”.
Ayala destaca tres elementos importantísimos en El Libertador: Bolívar soñó, proyectó y realizó. “Le decía a los jóvenes, sueñen, es importante tener sueños, pero los sueños sin planes no son sino sueños, Bolívar soñó con una patria mejor y la proyectó, no se quedó en los planes, no se quedó en los objetivos, en las metas, sino que después los ejecutó, si Bolívar se hubiese quedado en el sueño no lo recordaríamos hoy como el libertador, sino como el fantaseador. Tengamos sueños, pero hagamos proyectos y hagamos de este mundo realizable”.
Esta es una característica en la que coinciden sus biógrafos más cercanos, la mayoría señalan que era un hombre de carácter muy cambiante, “dícese que era muy mutable, en un momento estaba muy contento, rodeado de alegría, se montaba en la mesa para celebrar la victoria de una batalla, bailar una canción o reírse de algún chiste, pero a los pocos minutos podía caer en un estado de histeria o de molestia inmediatamente", agregó Torres.
El hombre de los mil rostros
Alexander Torres, investigador del Centro Nacional de Historia explica que la figura del héroe es el resultado de una construcción colectiva que sucede en el imaginario de los pueblos.
“Hay un imaginario creado por la historiafía patria, por los medios de comunicación, por la efemérides, porque los héroes también son una conclusión colectiva, el héroe es un fenómeno histórico, pero la gente le pone o le quita según su requerimiento, según sus referencias y cultura", explica.
Bolívar era hombre delgado, no llegaba a 1,70 metros de estatura y lo demuestra la indumentaria expuesta en el Museo Bolivariano donde también hay unas zapatillas que les pertenecían de talla 34 o 35 aproximadamente y un pantalón que aproximadamente podría ser talla 28, sin llegar a 30.
Indica Torres que “El Hombre de la Patria” es el hombre de los mil rostros, “a veces lo pintan blanco, a veces lo pintan negro, a veces lo pintan de ojos castaño, lo que si está confirmado por casi todos los biógrafos de la época que lo describen es que era un hombre más trigueño que blanco, más cabello crespo que lacio, un hombre que parecía más un pardo que un mantuano”. |